Portales se sitúa en un momento en el que el cuerpo busca entenderse desde el encierro, donde cruzar una avenida, es cruzar un umbral a otras realidades. Donde la cotidianidad resiste y es cambiante, y los nulos y controlados espacios urbanos, como un tinaguis se colocan como espacios únicos de reflexión, de expansión y de estímulos coreográficos personales. Es un viaje que atraviesa estados enérgicos y corporales de lo atemporal, recibiendo lo vertiginoso del cruzar por los puestos y el encuentro con la pausa.