Quizá con una intención irónica, Virginia Woolf elige el género del ensayo para mostrar su sorpresa ante el hecho de que en la literatura la enfermedad no sea uno de los temas principales, como el amor, la guerra o los celos. Para la escritora inglesa, que padeció muy de cerca los estragos de la enfermedad, tanto propia como de seres queridos, se vuelve hasta natural abordar a través de la ausencia de la salud pasajes biográficos, crítica social y literaria, y hasta notas humorísticas.