La semántica de las palabras adquiere un nuevo significado a través de la danza. Se trata de
"Isotopía", una propuesta donde danza y poesía se abrazan con los tambores del japonés Eitetsu Hayashi, el chelo del inglés Edward Elgar e improvisaciones de música zen, mezcla que evoca una gama de emociones surgida durante el confinamiento. La idea original es de Rocío Melgoza e Igor Martínez, quienes coreografían el "Preludio", primera parte de este ballet que interpretan cinco bailarines. La segunda parte de "Isotopía" está conformada por seis danzas creadas y ejecutadas, en la intimidad de sus casas, por seis bailarines que desarrollan los sentimientos representados en el ciclo del duelo: la negación , la ira, la negociación, la depresión y la aceptación, a la que agregan la esperanza, como forma de encuentro con la libertad emocional. Sus cuerpos van más allá de los momentos de quiebre, son una poesía danzada que reconforta el alma en tiempos difíciles.